domingo, 2 de junio de 2013

Morante, el VI Califa.




Apoteosis morantísta en Córdoba. Tarde más que histórica, de las que dejan una profunda huella en el corazón del plantario taurino. Cortó dos orejas en su primero y en su segundo le cortó hasta el rabo. Los Juanpedros manejables, Fino cortó una oreja y Manzanares se llevó sendas ovaciones.
El que hizo segundo, toro noble pero con poca transmisión, al que Morante le dibujó verónicas de ensueño y planteó la labor por el pitón derecho, llena de despaciosidad y largura; por el izquierdo el toro era más protestón, pero, la entrega del sevillano sacó naturales bellos y estéticos. Faenón. Paseó dos orejas.

El público enloquecía... vino el colofón, la magia y la grandeza del toreo... Morante otra vez capoteaba al que hacía cuarto, buen toro, al que le plasmó verónicas y posteriormente chicuelinas que hizo romper al público, aquello estaba al rojo vivo, vibrante, la plaza de Los Califas bocabajo. Difícil de explicar la labor de Morante, eso sí, desbordó arte a más no poder. Nos hizo soñar. Faena ligada, con hondura, llena de despaciosidad y genialidad, tanto por el derecho como por el izquierdo. Los pasaportó con media escoda fulminante. Fue épico y nos emborrachó de arte. Dos orejas y rabo.

Resumen del festejo:
                 
                   


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