sábado, 30 de noviembre de 2013

De Sevilla al cielo


Hablo con el que sin duda alguna ha sido el torero revelación de la temporada. De ser prácticamente un desconocido -no para los buenos aficionados- ha pasado a estar acartelado en las grandes ferias. Y todo gracias a esa tarde que Manuel Escribano llevaba soñando lograr en Sevilla. Un 21 de abril se obró el milagro y le gritó al toreo que tiene condiciones de sobra para ser alguien importante en el mundo del toreo. La raza y la ambición, junto a la exigencia y el poderío, caracterizan su toreo. Una cornada en septiembre le impidió redondear una temporada magnífica. Ha creado interés en el aficionado, demostrando, tarde tras tarde, que lo ocurrido en la pasada Feria de abril con aquel Miura no fue casualidad. Ha sido una temporada soñada que deberá refrendar el próximo año con el mismo compromiso.

¿Cómo está siendo la recuperación? Supongo que ya ha comenzado la preparación de la próxima temporada...
La recuperación, bien; ya he conseguido llevar a cabo la vida de antes de la cornada. Entreno diariamente y voy al  campo con frecuencia. Cada vez me encuentro mejor.

Tras volver después de unos años apartado de las grandes ferias. ¿Se siente un torero renovado?
Soy un torero que me ido cuajando y forjándome con el paso del tiempo. No sé si un torero renovado, pero se ha notado una gran madurez en mi toreo y lo he plasmado como lo siento. No he toreado todo lo que quisiera pero me he esforzado para superarme tarde tras tarde.

Cuando recibió las dos orejas de "Datilero", ¿qué le vino a la mente?
Fueron momentos especiales y únicos. Difíciles de expresar pero en los que te sientes eufórico, feliz y pleno de satisfacción. 

¿Qué tuvo esa faena? ¿Y ese toro?
La faena estuvo marcada por dos tandas de naturales magníficas, rebosantes de transmisión. Le hice las cosas como a cualquier otro toro y fue agradecido. Fue la faena que necesitaba y supe desarrollarla. El toro fue maravilloso, con humillación, nobleza y recorrido.   

Una vez cosecha el triunfo en Sevilla, se anuncia en ferias importantes. ¿Cuáles considera que han sido las otras cumbres del año?
Sin duda, Pamplona, Santander, Bilbao y Bayona. Me quedo con Bilbao, donde plasmé matices de mi toreo que aún no había podido demostrar.

¿Dónde se ha visto a Manuel Escribano en su máxima expresión? ¿Qué busca en su toreo?
No fue palabrería, fueron hechos concretos y
el resultado lo conoce el planeta toro,
el éxito de Escribano. 
Fueron dos tardes que tuvieron poca repercusión porque se desarrollaron en ferias de menor relevancia, donde cuajé los toros y dibujé lo que sentí. Ocurrió en Socuéllamos (Ciudad Real), con un cornúpeta de "Toros de La Plata", al que le corté las dos orejas y, con la corrida de Victorino Martín en Vitigudino (Salamanca), en la que corté tres orejas en total.
Intento hacer el toreo largo, por abajo y puro, lleno de verdad y, sobre todo, natural, como es mi persona.

Hábleme de ese idilio con los "Dolores Aguirre".
La verdad es que nos hemos respondido mutuamente. Eso es lo más importante; además, he cortado dos orejas en la mayoría de corridas. Es un toro exigente, que te pide mucha firmeza y, gracias a Dios, le he cogido el aire.

En Francia ha sido muy bien acogido y ahora con más razón...
Los cosos franceses siempre han apostado por mí. Estoy contento porque han visto que por quien apostaron ha sido capaz de salir adelante y resolver. Empecé mi temporada allí, cortando una oreja, y, antes del suceso de Sevilla, ya tenía unas diez corridas firmadas en Francia.

Demuestra que es un torero dominador de todas las suertes..
Intento ser variado en todos los tercios; principalmente busco la espectacularidad para que el público se emocione pero sin dejar de lado la pureza y la verdad. 

Las cornadas no son bien recibidas y aún más cuando cuaja semejante temporada, ¿le afectó moralmente?
Las cornadas no son mal recibidas, tienen que llegar, es parte de la profesión y hay que asimilarlas pronto. No me ha afectado moralmente, a pesar de todos los festejos que perdí; mi meta está en reaparecer pronto la próxima temporada y que no me condicione en nada a la hora de torear.

¿Hay fechas en el horizonte de 2014?
Espero estar en las principales ferias, creo que hay motivos. Podría reaparecer en Castellón o Valencia; confío y deseo confirmar la alternativa en Las Ventas, además volveré a Sevilla...

Simón Casas se une a Roberto Piles para apoderarlo...
Nos reunimos y se dio la opción. Creo que me puede aportar mucho a la hora de planificar una temporada importante, además, está muy vinculado a Francia. Es uno de los hombres más importantes en el mundo del toro actualmente.

Cuando se mata con entrega no cabe otro destino que el triunfo
El año que viene ya no será considerado por los aficionados como un torero novel y le exigirán más...
Sí, y eso deben hacer. Un torero crece profesionalmente al igual que crece su responsabilidad y exigencia. Hay que seguir creciendo y superándose día tras día.

¿En qué ha crecido esta temporada?
Queda mucho por ver de Manuel Escribano. De momento, he crecido en espectáculo, en estar anunciado en ferias importantes y que la gente pueda entender mi forma de interpretar el toreo. 



Tras una campaña así, ¿qué objetivo se marca de cara al futuro?
Principalmente seguir estando en ferias importantes, compitiendo con las figuras del toreo, expresando mi tauromaquia.  Espero lograr cosas grandes.

Doy las gracias al maestro Manuel Escribano por haberme dejado expresar en mi página todas sus vivencias relativas a esta temporada.
Jaime Roch.



lunes, 25 de noviembre de 2013

La Tauromaquia y Platón

A continuación les trato de exponer una pregunta de mi examen de Filosofía. He tratado de ilustrar a mi profesora, sin intentar en ningún momento convencerla de nada, sólo difundir y expresar mi sentimiento taurómaco. He recibido la máxima puntuación y ha quedado encandilada:

"La Tauromaquia, al igual que la idea platónica hay que conocerla, comprenderla y razonarla. 
El proceso de llegar a ser figura del toreo es idénticamente igual al del filósofo-gobernante, ya que antes de llegar a la élite, del toreo o del estado, sufren un proceso arduo, costoso y duro. 
En cuanto al filósofo-gobernante, sufre el proceso educativo, en el cual debe de encaminar su alma a lo inteligible, para así contemplar las ideas y comprender el Bien. Dicho proceso consta de una fase matemática y finalmente, una fase dialéctica. 

Respecto al torero, debe sacrificar toda la vida a su amor por el toro bravo y esforzarse día tras día para desarrollar y aprender suficiente técnica en el toreo de salón.
Desviándonos un poco, en la gente que ama el arte del toreo, los aficionados, observamos el intelectualismo moral socrático, el cual Platón aplica a su política. Estos, están continuamente ejercitando la apreciación de lo bueno y de lo malo, de lo bello y de lo feo, de lo justo y de lo injusto. 

Por lo tanto, como podemos comprobar, en el toreo comprendemos a Platón sin haberlo leído nunca. Sólo la corrida de toros obra el milagro de materializar la idea platónica. Porque la Tauromaquia es algo metafísico. Es ese sentimiento único y eterno que va más allá de percibirlo con los sentidos y el alma necesita para alimentarse". 

sábado, 2 de noviembre de 2013

La aventura del toreo

Me cito con Miguel Giménez pocos días después de haber regresado de Perú. Le encuentro satisfecho, feliz y con hambre de triunfo. Es un torero de corte puro agitanado, de buen gusto, distinción, sabor y un punto de artista que encandila. El joven valenciano deja el alma todos los días por mejorarse y superarse. Está en su momento. Garantía, solvencia y sitio. Por su camino y con sus armas, es un novillero que pide paso.
La forma con la que interpreta el toreo Miguel Giménez ha recordado siempre al concepto taurino de Rafael de Paula. Sus formas de colocarse y su expresión artística, invitan a pensar que en su día bebió de las fuentes del maestro del barrio de Santiago de Jerez de la Frontera.

De España a Perú. ¿Supongo que has notado mucho el cambio?
De España a Perú, como del cielo a la tierra. He notado el cambio totalmente en todo: Es otra cultura, otra gente, otra manera de vivir...

¿Cómo era tu día a día allí?
Mi día a día allí era levantarse muy temprano y no parar de entrenar en la finca donde vivía: footing y mucho toreo de salón. 
Los días que toreaba, llegaba al coso casi a la hora del festejo, sin pasar por ningún tipo de hotel ni nada por el estilo, ya que llegaba de estar casi todo el día anterior de viaje. Yo he llegado a salir a las doce del medio día de Lima y llegar a las doce del medio día del día siguiente al sitio para torear. 

Miguel Giménez y Rafael de Paula. Presente y pasado.
¿Cuesta más vestirse de luces cuando el compromiso es en un coso menor?
No. Sobre todo por la mentalidad que llevaba yo allí. Quería aprovechar todo al máximo para adquirir todo el oficio posible.

¿Es duro dejarlo todo por perseguir tu sueño?
No, porque si realmente lo sientes y realmente llevas dentro el veneno del toreo, lo duro es no torear, no ejercer tu profesión. Una vez allí, es aclimatarse y, eso sí, echas mucho de menos a tu familia y a los tuyos, pero estás feliz porque estás toreando día tras día.

¿En qué ha cambiado tu situación antes y después de tu paso por tierras americanas? 
Ahora mismo, lo más importante es el oficio que he adquirido, ya que he toreado muy seguido, sobre unas quince corridas de toros, sumándole algunos festivales. Y de cara al futuro, poder hacer campaña americana este invierno.

¿Pasaste miedo? ¿Fue muy duro todo aquello?
Hubo días muy buenos, en torno a las plazas, a los toros, donde sale todo rodado, cuajando los toros y sintiéndome de verdad. Pero hay otros días que lo pasé realmente mal. Iba de España y estaba acostumbrado a un tipo de toro, a un tipo de corrida y allí hay sitios muy parecidos, pero hay sitios también muy pintorescos: Toros toreados, plazas con un palmo de barro...

¿Dónde ha estado la clave de tu campaña peruana?
La clave ha sido la espada, además de cuajar los toros. Lo más importante para aquella afición es que pasaportes al toro pronto y bien, después de hilvanar la faena. Aquí en España haces una buena faena, lo pinchas e incluso en el descabello te dan la oreja o das la vuelta al ruedo. Allí es todo lo contrario. He llegado a cortar orejas a toros toreados. 

La afición, los toros, las plazas... Es todo muy diferente. ¿Hay mucho riesgo?
Completamente diferente. En cuanto a la afición, pasas de encontrarte con gente entendida y abonada a la Feria del Señor de los Milagros, a gente que no entiende absolutamente nada. Y esta gente, ajena al mundo del toro, sólo quiere que ejecutes bien la suerte suprema. 
En cuanto a los toros, hay tres ganaderías buenas y lo demás, es lo que te encuentres en el camino. Toreas corridas buenas, con matadores de toros, propias de España, pero otros días hay que hacerle frente a toros de media casta, toros toreados y toros cuneros (de la Sierra de allí).
En cuanto a las plazas, te encuentras plazas de toros de categoría pero también te encuentras lo inimaginable. Yo he pasado de torear en plazas buenas, a torear en una plaza montada en un cementerio, a otra plaza montada de palos donde un toro se escapó.
Le pregunto por las enfermerías: Lo que más temí allí es que me cogiera un toro porque estás a diez horas del hospital más próximo. No hay nada. Es un riesgo que tienes que asumir en Perú.

Para el recuerdo. Para el olvido.
Para el recuerdo, me quedo con la experiencia adquirida delante de la cara del toro y la continuidad de torear. Sobre todo, el crecer como torero. Ya que esos toros te enseñan a ver las virtudes de otros toros. Al toro regular, lo ves bueno, y al toro malo lo ves regular. Y al bueno, lo ves muy bueno. En Perú, te acostumbras a buscar la virtud al toro.
Para el olvido, ha habido tardes de pasarlo realmente mal. Una tarde me salió un toro toreado, con muchos pies y, al pararlo con el capote, pensaba que el toro se desplazaba bien y al tercer lance quise gustarme; el toro me dio una fuerte voltereta que no pasó de la rotura de la taleguilla. Pero eso me enseñó. Por lo tanto, te diría que para el olvido no hay nada.


Conoces de primera mano la cara más dura de la profesión: La de torear poco, por un lado, y la de los percances por otro. ¿Qué te empuja a seguir adelante?
La afición me alimenta el ser para seguir adelante día a día. Ese amor por la tauromaquia que llevo en las venas desde que nací y sé que pronto me saldrá un toro y resolveré bien. Si realmente lo sientes, es lo que te impulsa a seguir. Es así de simple.

Has firmado una temporada diferente. ¿Qué balance haces?
El balance de la temporada es muy positivo, terminaré con más de treinta corridas. Las corridas que he hecho, mas las que tengo firmadas ahora en diciembre que vuelvo a Perú, me ayudan a madurar y forjarme como torero, para estar preparado para la temporada que viene.