miércoles, 5 de junio de 2013

La Beneficiencia, con pena y sin gloria

La corrida llevaba por nombre 'la extraordinaria Corrida de la Beneficencia'. De extraordinaria nada y de corrida menos. La abrió y la cerró un Victoriano del Río, de los toros de más nota junto al quinto de Valdefresno. Desencantada tarde de mucha expectación. Tarde perfecta, de temporal, con sol resplandeciente pero sin toros en una corrida da tanto compromiso en Madrid.
De la tarde brilló Morante, por fin lo vimos torear con el capote, con el que era su sexto toro que lidiaba en Madrid esta temporada . Dibujó primorosos lances con los que la afición venteña crujió. Tenían ganas de verlo. El toro, su segundo, tenía muy poco. El de La Puebla muleteó por el pitón derecho soberbiamente, despacio, largo y enrocándose al toro. Derechazos con sabor y torería. Sólo duró diez muletazos, nos dejó con la miel en los labios, dura veinte y aquello se cae. Con los aceros no anduvo demasiado bien pero ahí quedó eso.
Castella arreó en el sexto, con temple y ritmo en los primero compases de faena. Inició con su tan habitual pase cambiado por la espalda, que tanto hace enloquecer a la gente a la que continuó, una tanda derechazos llenos de emoción y firmeza. El toro no fue a más, al contrario se rajó y se fue a tablas. 
A Padilla lo ovacionó el público al romperse el paseillo, volvía a Madrid después del grave percance sufrido en Zaragoza. Se llevó el mejor lote de la tarde. Correcto en sus dos toros, en su primero estuvo firme y templado, este se quedó sin fuerzas; en su segundo no banderilleó, algo inusual en él y llegó a ser volteado sin consecuencia, sacó algún muletazo suelto pero sin cosir la embestida del toro.  

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