sábado, 13 de abril de 2013

Mereció la pena esperar

Momento de la tarde en el que todo cambió, sintió el calor maestrante
En las taquillas, se colgó el cartel de no hay billetes, no cabía ni un alfiler en la catedral del toreo. El Príncipe de Sevilla con toros de deseadas ganaderías, todos queríamos ir. La guapa Maestranza, en este día, sede mundial del toreo.
No tubo mucha suerte, pero él, demostró una vez más la máxima figura que es. Poco a poco, la tarde fue a más y la Maestranza, al final, crujió con su torero.
Estuvo a un nivel extraordinario con toros que no eran de triunfo, con mucha seriedad hasta que tocó la gloria.
La tarde, soleada, con una temperatura excepcional, el torero bien vestido, de purísima y oro. Fue ovacionado al  romper el paseillo, después del minuto de silencio guardado en recuerdo de la ganadera Dolores Aguirre.
Salió el primer toro, de nombre "Bombardito", de Nuñez del Cuvillo, Negro bragao, musculado y cornidelantero, con mucho ritmo y clase. Un toro ideal para abrir la tarde, hijo del semental "Tortolito". Lo saludó con unos lances suaves y elegantes, lo quitó  por chicuelinas, enroscadas y despaciosas que finalizó con una media fantástica. El toro envestía con raza y bravura, pero poco a poco iba apagándose. Le dio tiempo y pausas, cosa que le ayudó a hacer su toreo. Le enseñaba la muleta muy planchada y lo toreaba con un excepcional juego de muñecas. Dejó bellos naturales y pegó despaciosos derechazos. Lo mató de una estocada entera, muy efectiva. Saludó.


Un toro alto, castaño albardao, de nombre "Malechor", de la ganadería Domingo Hernández, saltó en segundo lugar de la encerrona, un toro que se paraba mucho. Con el capote, Jose Mari, con ese garbo que tiene, le pegó verónicas a pies juntos. Empezó muleteando con doblones a un toro difícil pero que, con mucha cercanía y llevándolo muy sometido intento torearlo. Le tragó mucho, los pitones le pasaban muy cerca, la gente vibraba pero sin terminar de romper. Reinaron dos pases de pecho kilométricos a la hombrera contraria. Le pegó una media y tendida estocada. Un toro con muchos problemas. Sonó un aviso y al caer el toro saludó.
Se llevo una ovación cuando saltó el Albaserrada-Saltillo, llevaba por nombre "Vengativo", cárdeno blanco y precioso de trapío, un toro mirón, con la cara a media altura, exigente y orientado, muy en Victorino. Era el primer toro que Manzanares mataba de este encaste y lo resolvió muy bien. En los primeros tercios, el Victorino, parecía que iba a se cumbre porque envestía muy bien, con el hocico entre las patas delanteras. Todo parecía que se iba a resolver bien asta que el toro tropezó con el cuerpo de Manzanares y le pegara un arreón, desde ahí, la faena no dio para más. Pinchó y la gente lo silenció. De la lidia tengo y debo destacar a un torerazo de plata, Juan José Trujillo, que valor tubo en el par de banderillas a este Victorino que no se dejó banderillear.
El cuarto llevaba por nombre "Potrero", de la ganadería El Pilar. Un morlaco colorao, noble y con buen tranco. Fue de más a menos. En el saludo capotero, lo toreó a la verónica de cine, conforme transcurrió la lidia el toro se quedó sin fuerza y lo pasaportó Manzanares. Pinchó y fue nuevamente silenciado. En el arrastre del toro, la afición maestrante lo pitó.
El que hacía de quinto, un toro tostao, de nombre "Soleares", de la ganadería Toros del Cortés fue devuelto a los corrales por claudicación de manos. Salió el sobrero, el que hacía de quinto bis, de nombre "Voluble", negro mulato. Cuando cogió la muleta el toro ya estaba falto de fuerzas y Manzanares tubo que "atacarle" y dejarle la muleta tocándole la nariz todo el rato, para así, sacarle muletazos buenos pero sin trasmisión, algo fundamental en el toreo. Pinchó y fue silenciado.
Esto se estaba poniendo muy oscuro y la gente estaba como loca por ver a Jose Mari torear y encontrarse con un toro que le dejara hacer su toreo, por lo cual toda La Maestranza arrancó una fuerte ovación que, emocionó y motivó mucho a Manzanares de tal manera que respondió yéndose a la puerta de chiqueros a recibir al sexto y por lo tanto último de la corrida. El que cerró plaza tenia como nombre "Guasón", negro mulato, de la ganadería de Juan Pedro Domecq. Un gran toro, el mejor de la corrida, un toro con una condición extraordinaria, hijo de un semental indultado de nombre "Odioso", que Manzanares supo aprovechar. Le pegó tres medias cambiadas cuando salto el toro al albero, dos en los medios y la de puerta gayola, que continuó con tres verónicas y una media con las rodillas en el suelo. La Maestranza rompió, lo quitó por tafalleras y una cordibina. Trujillo bregó al toro de diez, se desmonteró ante los aplausos de la Maestranza. Cuando cogió la muleta, se fue a los medios, se puso la montera en el corazón y con la mirada en cada uno de los tendidos, brindo su último toro, el único brindis que hubo en la encerrona. El toro metió la cara y Manzanares pegó muletazos épicos, llenos de lentitud, belleza y largos, la gente enloquecía, dejó cambios de mano muy pintorescos, precioso. Toreo bueno en la Maestranza, la plaza bocabajo, sublime, lo máximo. Estocadón recibiendo. La plaza crujió y le pegó palmas por bulerías, toda la faena una señora obra de arte. Dos sendas orejas. Momento mágico. Al finalizar, los tendidos empezaron a pedir el sobrero porque se habian quedado con ganas de disfrutar con más toreo manzanarista.

Manzanares y "Guasón"

Despedida espectacular, aquello estaba al rojo vivo.
En fin, no hay nada que se parezca al toreo, cómo en un momento las cosas cambian y, El Príncipe de Sevilla, toca la gloria, momento mágico, único y precioso. 
El torero no salió por la Puerta del Príncipe porque al ser una encerrona, el reglamento de Sevilla dice que tiene cortar cuatro orejas a dos toros.




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