miércoles, 17 de abril de 2013

Luque con el sobrero, despierta al público y corta la oreja.



Tarde de expectación. La gente quería emocionarse viendo torear. En el cartel, Morante de la Puebla, Miguel Ángel Perera y Daniel Luque, en las taquillas el papel agotado, en los chiqueros los toros del Pilar. Cuando rompió el paseillo, la afición se acordó de aquella sinfonía de Morante con el capote y lo ovacinó.
Del encierro, tengo que destacar el segundo y tercero.
Salió el primer toro, de nombre "Dudero", toro ideal para Morante, la gente pedía silencio para ver el mágico capote, Morante pegó verónicas vibrantes y lo quitó por chicuelinas muy profundas, la maestranza lo jaleaba pero no acababa de romper. En la muleta le pudo arrancar naturales con una despaciosidad tremenda. El toro finalmente se rajó y lo tubo que despachar.
En su segundo, Morante, con una composición estética de ensueño y partiendo la cintura, dio hermosas verónicas. Brindó el toro a Rivera Ordoñez, para reconciliarse, de aquellas declaraciones que hizo cuando al Ordoñez le concedieron la Medalla de las Bellas Artes. Cosió derechazos, llevando el toro muy toreado, le pegó un estocada casi entera. Fue ovacionado.
Perera, a la puerta de chiqueros en los dos toros, con el capote estuvo sublime, lanceando con mucha largura y despaciosidad, bajando la mano cuando envestía el toro. Con la  muleta estuvo muy firme, dando muletazos de calidad.
Llegó Luque, dos tardes seguida en su plaza, quería triunfar, ayer con la victorinada, hoy con los del Pilar. En su primero, avisó pero le faltó chispa. Se encontró un toro sin fuerza pero que estubo muy estético y templado en el saludo capotero. El sexto, fue devuelto al corral por que las manos delanteras claudicaban. El sexto bis, de Parladé, hierro que entiende a la perfección Luque. Lo saludó con un larga cambiada de rodillas. Lo muleteó hasta despertar al público, supo aprovechar la clase del toro para remontar una tarde difícil, le arrancó derechazos muy enroscados y despaciosos, al fín se transmitió el toreo en La Maestranza, Luque roto con el toro, al pasaportar a "Juglero", se emocionó. Se ganó a fuerza la oreja. Él solo, contra todo, con la espada y muleta, levantó la tarde, un tarde gris por la poca fuerza de los toros, pero, muy vibrante con una gran dimensión capotera de los tres diestros.


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