lunes, 15 de abril de 2013

La belleza de Morante





Buen encierro de Núñez del Cuvillo en Sevilla, muy serio, precioso de trapío y bajo, de Sevilla, como Dios manda. La tarde estuvo llena de emociones; quites ceñidos, puertas de chiqueros, inspiración y la firmeza de Talavante frente al sexto y lo mejor, lo apoteósico, el toreo de capa en los dos toros de Morante. 
De la tarde, yo, y muchos aficionados, se quedan con sabor capotero de toreo morantista. Es mágico, vibrante, único, no encuentro adjetivos para expresarlo. 
José Antonio Morante Camacho, vestido de burdeos y oro, estaba seguro, decido, sonriente y, como no, inspirado. Se le veía calentando en los primeros momentos después de hacer el paseíllo, estaba con muchas ganas de hacer vibrar a su Sevilla del alma y lo hizo. 
Estuvo extraordinario con su capote con el primer toro, pero el colofón vino en su segundo, de nombre "Galiano", toro de media embestida que lo cuajó de salida con lentas y despaciosas verónicas, La Maestranza crujía, Morante le lanzaba los vuelos del capote por delante, la plaza al rojo vivo, lo quitó por chicuelinas garbosas y el recital lo dió con una Media Verónica, con mayusculas sí, más que un cartel de toros fue una escultura, fue eterna, la afición en pie, los morantistas emocionados, la musica maestrante sonando. Morante estaba torando a compás y ritmo al lance. Grandioso. 




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