miércoles, 10 de julio de 2013

Sin toros y sin espadas

Gran corrida acartelada, la de más expectación de toda la Feria del Toro. Ganadería de garantía la que corrió el encierro a las ocho. En la plaza no demostró lo que demostró en Madrid, Sevilla... Una lástima. Llegamos a ver torear poco. Estaban en el cartel Morante de la Puebla, El Juli y Alejandro Talavante.

Morante poco pudo hacer en sus dos antagonistas, no fue su tarde y los toros no le acompañaron. No lo vimos ni con su capote y ni muleta tan sabrosos los dos cuando los mueve mágicamente.
El Juli, ante el quinto estuvo muy inteligente, dejándolo sin picar prácticamente, tiró de él y administrando perfectamente las embestidas del toro, con oficio y técnica, toreó largo al nautral. Importante actuación del madrileño que erró con la espada y le privó del triunfo.
Talavante, ante su primero, se metió a la gente en el bolsillo tragándole al toro con estatuarios. El toro tuvo la virtud de movilidad y toreó con gusto a su oponente, sobretodo por el pitón izquierdo. Pinchó y hasta tuvo que dar un golpe de descabello. Recibió una ovación del público.
Nada más importante ocurrió en la deslucida corrida de Victoriano del Río. Nos llevamos un chasco los aficionados. Fue una pena que no embistieran los toros como lo hicieron en la Feria de Abril o en la Feria de San Isidro. Pero tienen que salir toros malos para que salgan los buenos de verdad, caracterizados con embestidas incansables.

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