Sólo con esta razón me vale para explicar a aquella gente que no nos comprende de la dimensión que tiene el toreo.
Algunas personas pueden llegar a preguntarse, acusados por su desconocimiento total, el motivo de seguir día y noche a un animal durante toda su cría en una suerte de culto ancestral, todo para derivar en su muerte durante una corrida de toros. Para la mentalidad posmoderna puede llegar a ser problemático, ya que eso no lo mide nadie, más bien, por la mentalidad imperante en un mundo altamente inmediatizado. Es la época en la que peor tratamos a los animales en vida, pero también es la época donde las condiciones de muerte de los animales están altamente pautadas por la industria. Creemos que son muertes limpias, rápidas, efectivas e indoloras, pero se engaña quien así piense, y no haya visto el horror de un matadero.
El toreo se contrapone a todo esto, y quizá lo explica: es un culto al animal, y no a su condición de "cosa", por ello implica una vida llena de beneficios para el toro y su familia. En la inversión de valores, donde los animales regulares que consumimos viven un infierno, el toro vive un paraíso. El imaginario de la sociedad hace otra inversión: mientras los animales mueren de una manera pésima en un matadero, el toro muere en condiciones de grandeza.
Hablamos de dos usos distintos donde nuestra moralidad sobre los animales se refleja: Se presenta de manera equivocada que una cosa es matar por "diversión" y otra por "necesidad". Pero como señalara el filósofo Gómez Pin, es difícil establecer una línea divisoria entre ir a comer algo por placer, y solo por ello, y copar después una necesidad ritual de un grupo humano dentro de su cultura, mediante la lidia y muerte de un toro. El mito de la supuesta necesidad de la carne lleva muchos años desmentido, y si la comemos, es por hábito, placer, y en últimas, no porque la necesitemos, ya que no la necesitamos, mediando en este argumento una infinidad de estudios. El toreo entonces no debe acallar consciencias ni debe justificarse tampoco en el trato que damos a los cerdos o pollos, más bien, lo que acabo de decir sirve de manera funcional: mediante la explicación de cada trato, se intenta decir que no se puede pensar con la misma mentalidad, que matar al cerdo es bueno porque es un acto de necesidad supuestamente hecho sin dolor, y bajo esa misma mentalidad, aducir que el toro no debe morir si no es para producir alimentos, y si murió, según ellos, en medio del dolor.
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La muerte no está siempre presente en todos los toros que se lidian. Hay toros extraordinarios, que desarrollan su casta y su bravura durante su lidia, con una embestida incansable, que son premiados con el indulto, los cuales son devueltos al campo bravo para ser sementales.
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