lunes, 20 de mayo de 2013

Volvimos a ver el muleteo poderoso julista


Ganas tremendas de volver a ver a Julián torear. Todas las miradas del planetario taurino puestas en él. Estábamos con la miel en los labios, no le pudimos ver cuajar los miuras, ni el otro toro de Victoriano del Río al que Nazaré lo desorejó. Reaparecía en Nimes después de la grave cornada y un largo periodo de recuperación. La coyuntura de la tarde merecía que algo grande pasara. Para la ocasión, el madrileño se puso el mismo terno que estrenó la tarde que fue cogido en Sevilla, negro y plata. Al romper el paseillo en el coso nimeño, en el cual tomó la alternativa hace quince años, la afición  le ovacionó, mostrando el cariño que le tienen en Francia. Le cortó una oreja, que pudieron ser dos, al primer toro de la tarde, un toro protestón, pero con el poderío y el tecnicismo que posee Julián, hizo romper al toro y sacar la mejor versión de él. Brillaron las tandas por el pitón derecho, con mucha profundidad y transmisión.  Mató de una estocada casu entera, caída y trasera y un golpe de descabello, esto le hizo que la faena sólo se quedara en un trofeo. No pudo redondear su tarde, su segundo toro salió inválido, no tuvo oportunidad alguno a pesar de intentarlo. Mató bien y saludó desde el callejón la mercida ovación del público.

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