viernes, 24 de mayo de 2013

Talavante se consagra y sale a hombros

Cartel de lujo y expectación en Madrid. Las Ventas a rebosar, estuvo presente el "no hay billetes", un día esplendido y tarde de disfrute a más no poder. Sebastián Castella, Jose Maria Manzanares y Alejandro Talavante, los tres rayan un tarde importante y nos hacen soñar con el toreo. El ganado de Victoriano del Río hizo lo posible para que los toreros nos emocionaran, extraordinario de juego, habiendo toros de nota.
Todo salió rodado. Castella se encontró con un primer toro que se lesionó la pata delantera al salir de un par de banderillas, pero al que le podía haber hecho faena porque este, tenía motor y metía la cara abajo. Logró cortar una oreja al que hizo segundo, al que le empezó la labor en los medios, clavado como una tacha y pasándoselo por detrás en más de una ocasión, toreó muy templado y despacioso al natural, dando muletazos limpios y largo. El triunfo podía haber sido más gordo si el toro no hubiera tardado en caer.
Llegó la pinturería de Manzanares, que saludó a su primero al lance de verónica y ganando terreno. Muleteó con mucha templanza y lentitud. Se notó que estuvo a gusto con el toro, toreó redondo, dejó naturales bellos y pinceladas con mucho garbo: pases de pecho y cambios de mano tan suyos. Mató recibiendo y a pesar de que tardó en echarse, le cortó una merecida oreja. Tenía media puerta grande, todos estábamos ilusionados pero su segundo oponente, soso y de más a menos, cosa que no le dejara sacar la bravura de sus hermanos y, no le dejó expresar su Tauromaquia, una lástima, le sacó algún muletazo y lo pasaportó.


¡Hay Talavante! Del desengaño a tocar el cielo. Los almohadillazos se convirtieron en olés. Grandiosa tarde de Alejandro, reivindicó su toreo ya que no pudo hacerlo en su gesta. Su primero salió frio y reacio al capote, pero cuando se encontró con el capote del extremeño metió la cara soberbiamente. En la suerte de varas escupía la puya. Nadie de la plaza daba un duro por él, había enseñado su mansedumbre. Al no estar picado el toro tubo una embestida violenta, Talavante supo templarla y la lío muy gorda. Supo sacarle ese fondo de bravura al toro, pegado a tablas, se rompío, con verdad y poderío toreó cumbre al natural. Lo empaló por perderle la cara sin consecuencias. Concluyó con unas bernadinas y la buena estocada remató la obra talavantina. La gente estaba con él, plaza completamente teñida de blanco, nevada, sacaron los dos pañuelos y le cortó sendas orejas al toro. No pudo obtener más trofeos y disfrutar por el desenrrazado sexto, en el que vimos una gran suerte de varas e infirió una cornada fuerte en la ingle a Valentín Lujan.
Saltó la magia y la grandeza del toreo esta tarde, soñamos de verdad, gozamos y lo mejor, vimos toro y torero crear esculturas, obras maestras. Hacía falta. Tarde que deja huella en nuestros corazones.





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