En la Maestranza, cómo comenté en una entrada anterior, la gente sabe de toros y va a la plaza a crujir. Hoy, Día de la Resurrección de nuestro Señor, en la inauguración de la temporada maestrante, nuestro Julián López, El Juli, ha bordado el toreo. No se puede empezar mejor.
En su primer toro ya avisó con el capote, se fue a la puerta de chiqueros, sólo de salida ya hizo que la banda del Maestro Tejera sonara dibujando verónicas con mucha clase. Cuajó al de Garcigrande con mucho temple y aplomo, aguantando miradas y paradas, al que fuese un toro noble. Le arrancó uno oreja con una fuerte petición de la segunda.
También se fue a recibir a la puerta de chiquero a su segundo toro. Un toro humillador, de nombre "Tramposo", negro listón, con 585 kilos, de Domingo Hernández. Un tío, pero que con un cuarto de muleta, El Juli le hizo un faenón. Un faena caracterizada por la entrega, el dominio y la pasión que le puso. Le pegó muletazos muy buenos, larguísimos, kilométricos y con mucha profundidad, de los de enmarcar. La Maestranza estaba al rojo vivo. Le pegó una estocada perfecta. Dos orejas. Puerta del Príncipe.
Tarde redonda. Es el número uno del toreo actual, es el mejor.
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