lunes, 19 de agosto de 2013

El Juli y Ponce, eternos reyes de Vista Alegre




Vivimos el toreo en estado puro. Gracias al buen juego del encierro de Garcigrande y Domingo Hernandez; gozamos y nos emocionamos en Bilbao. Una de las tardes de la temporda, sin duda. Ponce en Ponce, o lo mismo, en cátedra taurómaca. Juli rotundo, tremendo toda la tarde.

El madrileño desorejó al segundo de la tarde, el cual tuvo la virtud de moverse y ser un toro de gran calidad. Julián lo exprimió al máximo, toreando por abajo por ambos pitones. Destacando los naturales que reunió a cámara lenta. De trazo largo y mano baja. La faena de El Juli. Mató de una extraordinaria estocada y paseó los dos apéndices que le dieron la puerta grande.
Aquello no se acabó ahí. Ante el quinto, El Juli hizo un faenón lleno de técnica, precisión y exigencia. Estuvo cumbre. Pulseando la embestida del toro, llevándo media muleta pegada al suelo, dibujó con la zurda exquisitos pasajes. Mató al segundo encuentro en la suerte de recibir y el público sólo le premió con una clamorosa ovación y petición de vuelta al ruedo.

El Magisterio de Toreo brotó de nuevo. Con el cuarto de la tarde. Enrique Ponce brilló ante un toro que rompió en banderillas y, con inteligencia, temple y elegancia hizo toreo lleno de sublimeza. Reinaron cambios de mano con lentitud y sabor. Dejó una estocada entera y sólo paseó un oreja incomprensiblemente, ya que el público se volcó a pedir las dos. 
Ante el que abrió plaza poco pudo hacer, ya que resultó manso, soso, falto de casta y celo.
Talavante, que entraba por la vía de la sustitución, sólo pudimos verle ante el tercero, con el que hilvanó una faena creativa y de templados naturales que acalló con los aceros. 
Un tarde preciosa, para crear afición y que la afición salga de la plaza toreando. Esto deja huella. Viva el toreo.

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