domingo, 15 de septiembre de 2013

Dignidad, esfuerzo y vergüenza torera en Nimes

Muy justa de fortaleza y desigual la miurada lidiada en un mano a mano. Fernando Robleño y Javier Castaño se veían las caras, los dos veteranos con el hierro que pasta en Zahariche.

La segunda parte de la corrida mejor que la primera. La falta de fuerzas en los cornúpetas durante todo el festejo, viene dada a causa de que el encierro de Zahariche estuvo pastando en la finca de Simón Casas diecisiete días antes de ser embarcada.
A pesar de ser una tarde gris, donde ningún toro rompió y hubo un herido, resaltó Robleño. El esfuerzo de Robleño.  El afán, la gallardía y el valor, gobernaron la brusca embestida del quinto de la tarde. Toro con peligro pero con el Robleño fue arrancando muletazos. Labor de enorme mérito que el tendido supo valorar concediéndole una oreja.
Brilló de nuevo la cuadrilla del salmantino, con el que cerró plaza realzó la tarde. Tito Sandoval estuvo superior toreando a caballo, dejó tres puyazos. ¡Qué tres puyazos! El último de punta a punta de la plaza. El público en pie y la banda sonando. Magnífico. Reivindicando la suerte de varas. Todo iba en alza. David Adalid y Fernando Sánchez siguieron emocionando al público. Adalid quiso cerrar el tercio al quiebro y fue prendido por el miura y empotrado a tablas, sufriendo una cornada en el gemelo de seis centímetros. Tuvo arrojo y vergüenza torera el banderillero herido y quiso salir a clavar otro par, donde fue prendido de nuevo, pero sin consecuencia. Castaño lo muleteó con corrección y dejó un pinchazo.
Pudo cortar un trofeo el salmantino ante el cuarto si no hubiera pinchado. Toro con emoción y nobleza, con el que Adalid y Sánchez se desmonteraron después de parear. Castaño plasmó templados muletazos por sendos pitones. Lo pasaportó al segundo encuentro y hubo petición de oreja. A petición de la afición, tuvo que dar la vuelta al ruedo. 


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