Apoteosis morantísta en Córdoba. Tarde más que histórica, de las que dejan una profunda huella en el corazón del plantario taurino. Cortó dos orejas en su primero y en su segundo le cortó hasta el rabo. Los Juanpedros manejables, Fino cortó una oreja y Manzanares se llevó sendas ovaciones.
El que hizo segundo, toro noble pero con poca transmisión, al que Morante le dibujó verónicas de ensueño y planteó la labor por el pitón derecho, llena de despaciosidad y largura; por el izquierdo el toro era más protestón, pero, la entrega del sevillano sacó naturales bellos y estéticos. Faenón. Paseó dos orejas.
El público enloquecía... vino el colofón, la magia y la grandeza del toreo... Morante otra vez capoteaba al que hacía cuarto, buen toro, al que le plasmó verónicas y posteriormente chicuelinas que hizo romper al público, aquello estaba al rojo vivo, vibrante, la plaza de Los Califas bocabajo. Difícil de explicar la labor de Morante, eso sí, desbordó arte a más no poder. Nos hizo soñar. Faena ligada, con hondura, llena de despaciosidad y genialidad, tanto por el derecho como por el izquierdo. Los pasaportó con media escoda fulminante. Fue épico y nos emborrachó de arte. Dos orejas y rabo.
Resumen del festejo:
Resumen del festejo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario