Vimos a un gran torero y un gran toreo.
La verdad que la tarde no empezó bien. Fue de menos a muchisimo más.
El penúltimo toro de la feria fue un toro que no acaba de humillar, muy noble pero que no se cansaba de embestir. Morante estaba inspirado. Empezó con unas chicuelinas de mano baja. Se respiraba que algo grande iba a ocurrir en la arena. Llegó la mágia de toreo. El de la Puebla poco a poco fue construyendo una obra de arte. Despaciosidad en el trazo del muletazo, al compás, el toreo de sentimiento, del que sólo entienden los buenos aficionados. Cada derechazo duraba una eternidad. Algo maravilloso. Se le fue la Puerta Grande con el mal uso de la espada, ¿Y?, No pasa nada, las orejas son algo simbólico. Lo que vi alli, lo que disfruté, lo que vibré, eso, eso no se olvida en la vida. Toreo de ensueño. Faenón de la feria.
"El toreo es emoción y con este toro he podido sentirme"
"El toreo es emoción y con este toro he podido sentirme"
Daniel Luque cortó una oreja en su primer toro de Parladé. Estubo por encipa del toro y le consiguió cortar una oreja.
El último toro de la feria, sobrero de Jandilla, fue bravo. Luque supo llevarlo y le arrancó las dos orejas. Estubo muy firme, sometió al toro al toreo con la mano baja. La gente enloqueció.
Ponce toreó con elegancia y con mucho temple su segundo toro. Hizo faena. Gustó pero pinchó.
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